Nuestra boca, en la mayoría de ocasiones, es la gran olvidada de las revisiones periódicas. Personas que por suerte no han tenido un dolor fuerte de dientes, no acuden al dentista en años. Sin embargo, hay otros síntomas aparte del dolor, que nos indican que algo no va bien en nuestros dientes o encías, y que estamos ante una infección dental.
Continúa leyendo porque vamos a adelantarte a la jugada, para que cuando tengas cualquier manifestación de este tipo, sepas a qué te enfrentas, y puedas coger el problema dental a tiempo.
¿Qué es una infección dental?
Conocida también como absceso dental, se da cuando en una pieza dental se han introducido bacterias produciendo una acumulación de pus. Estos microorganismos entran en nuestros dientes a través de grietas, fracturas, caries no cuidadas o empastes dentales con filtraciones.
La infección se puede dar en diferentes zonas de la pieza dentaria. Cuando empieza desde la raíz se le llama absceso periapical, y si se produce en la zona de la encía absceso periodontal.
Signos más frecuentes de tener un absceso dental
La inflamación, que puede ir desde un pequeño bulto cercano a tu diente o un flemón y es el más común dentro de los síntomas de una infección dental. Puede incluso hincharse la zona gingival apareciendo una especie de grano con pus, este síntoma nos indica que hay una lesión en la encía.
También tener la zona caliente o enrojecida es una señal de alarma, de que algo en nuestra boca no va bien. Es posible que la hinchazón sea de tal magnitud que se llegue incluso a cerrar el ojo.
A todo esto, se le añade molestias a la hora de comer, beber, morder o incluso abrir la boca, es decir, un aumento de la sensibilidad dental, que pueden llegar hasta un dolor constante e insoportable tanto en la boca, cuello, mandíbula e incluso en el oído.
Otros síntomas relacionados con la infección oral, es la inflamación de los ganglios linfáticos, que se sitúan en la zona del cuello y de la mandíbula, que también pueden estar más sensibles al tacto.
La fiebre es otro de los indicativos de que algo no está bien en nuestro organismo. Además, seguro que no sabías que el mal sabor de boca o un desagradable aliento, es una pista de que tienes una infección dental.
¡Atención! Debes estar alerta a estas señales porque de ser un problema dental puede derivar en problemas graves para tu organismo.
¿Una infección oral puede afectar al cuerpo?
Una infección dentaria no desaparece por sí sola, es más, lo normal es que si no se trata, vaya a peor. A veces, el dolor desaparece de repente porque los abscesos revientan, pero esto no es más que una segunda parte de la infección dental porque los microorganismos dañinos continúan en tu boca.
Las bacterias tienen una gran capacidad de esparcimiento, en muy poco tiempo, pueden trasladarse a la mandíbula, la cabeza, incluso al cuello. Si no se detienen a tiempo, pueden extenderse a través del torrente sanguíneo y provocar una infección por todo el organismo conocida como Sepsis, que puede ser incluso mortal.
Qué hago si tengo signos de infección dental
Si eres de los que tiene puesto en su calendario las visitas periódicas al dentista, es posible que evites una infección, ya que el problema se suele detectar con anterioridad. Si a pesar de acudir al dentista con frecuencia tienes estos síntomas, lo mejor es acudir a nuestra clínica dental antes de que la infección vaya a más.
Para solventar el dolor momentáneamente, puedes tomar algún antiinflamatorio y evitar alimentos muy fríos o clientes, incluso masticar por el otro lado, hasta que nuestro odontólogo te diga las pautas para tratar la infección dental.
Si es un dolor fuerte, acompañado de fiebre, hinchazón en la cara, incluso dificultad para respirar, debes acudir a urgencias antes de que la infección se extienda por el cuerpo.
Tratamiento para la infección dentaria
Una vez en manos de nuestros profesionales, se estudiará tu caso en concreto para saber la situación de la infección, sus posibles causas y soluciones.
Los tratamientos más comunes que se realizan ante una infección son:
1. Drenaje
Se hace una pequeña incisión sobre el absceso para extraer el pus y después se limpia la zona con un líquido fisiológico. En ocasiones, se puede necesitar dejar un drenaje de goma para evitar la cicatrización y que salga todo el contenido dañino.
2. Endodoncia
Consiste en perforar el diente hasta llegar al centro donde se encuentra el tejido, con el objetivo de eliminar la infección, conservando la pieza dental.
3. Extracción del diente
Cuando ninguna de los tratamientos anteriores es posible, solo queda ir a cirugía para sacar el diente afectado.
Dentro de estos procesos, suele ser necesario el uso de antibióticos para ayudar a eliminar las bacterias, y en ocasiones si la infección se extiende se puede requerir hospitalización. Así que ante el menos síntoma ¡Llámanos!